El pasado 16 de marzo, la CDMX recibió a una de las leyendas vivientes del doom metal. Pentagram se adueñó del Circo Volador en una noche donde la mística y la pesadez se fundieron en un ritual de culto para sus fieles seguidores.
A pesar de no ser un sold out, la convocatoria fue más que respetable. El lobby hubiera sido insuficiente para albergar a su devota legión, que llenó la pista del venue y dejó claro que, aunque los años pasen, Bobby Liebling y compañía siguen manteniendo una de las comunidades más leales del género.
La noche arrancó con “Live Again”, desatando la euforia entre el público, que no tardó en corear el nombre de Bobby. Desde el primer riff, quedó claro que la banda estaba en su mejor forma: sonido demoledor, energía a tope y una ejecución que hizo temblar el recinto. El setlist fue una línea ascendente de intensidad, con momentos cumbre como The Ghoul, que sonó como un himno salido del inframundo, y Sign of the Wolf, que encendió la sala con un coro ensordecedor.
El cierre no podía ser otro: Forever My Queen y Buck Spin pusieron el broche de oro a una presentación que se sintió más como un reencuentro entre viejos amigos que un simple concierto. Además de una entrega impecable en el escenario, la banda se dio el tiempo de convivir con los fans antes del show, ofreciendo merch firmada a precios muy accesibles.
Pentagram demostró por qué sigue siendo una banda de culto. No será el show con más audiencia del mes, pero sí uno de los más memorables para quienes entienden el peso real de la historia del doom.
Evento organizado por Fullsound Agency. Agradecemos las atenciones y facilidades de Radar Medios.








Deja una respuesta