El pasado 21 de noviembre, la Ciudad de México vivió una noche inolvidable para los amantes del power metal. Desde Alemania y con un linaje que se remonta directamente a la era dorada de Helloween, Masterplan —fundada por Roland Grapow y Uli Kusch— llegó al Foro Veintiocho para entregar una velada íntima, emotiva y cargada de virtuosismo.

La jornada abrió con Wings of Victory, una propuesta nacional que calentó motores desde el primer acorde. La banda subió decidida a dar una de sus mejores presentaciones hasta la fecha, logrando conectar con el público y ganándose aplausos sinceros al final de cada tema.

La expectativa se elevó cuando las luces bajaron y Masterplan tomó el escenario. Con la potente voz de Rick Altzi, la banda abrió con “Rise Again”, envolviendo al recinto en una atmósfera épica que dejó a muchos sin aliento. La energía se mantuvo en ascenso con “Spirit Never Die” y “Lost and Gone”, temas coreados de inicio a fin por un público que demostró ser de los más fieles del género.

El momento de mayor nostalgia llegó con la aparición por primera vez de la calabaza, símbolo inevitable del legado que une a Masterplan con Helloween. “The Time of the Oath” desató una de las ovaciones más grandes de la noche, seguido por una poderosa secuencia con “Keep Your Dream Alive”, “Crystal Night” y “Heroes”.

La calabaza volvió para hacer estallar emociones con “The Chance”, y el cierre fue una auténtica celebración púrpura con “Burn”, uno de los clásicos más esperados. Finalmente, “The Dark Ride” selló el final de una noche que muchos describirán como mágica, íntima e irrepetible.

Un show de cinco estrellas, contundente y memorable, que solo unos afortunados pudieron presenciar. Masterplan reafirmó que su legado sigue vivo, potente y profundamente conectado con sus seguidores en México.