Volver a un concierto de Allison no es solo escuchar música: es reencontrarte contigo mismo. Es recordar aquel amor adolescente, esa época de MySpace y las primeras tocadas. Es, literalmente, una máquina del tiempo que suena a guitarras distorsionadas y corazones rotos. El pasado fin de semana, el Pepsi Center fue testigo de una celebración masiva bajo el nombre de Euforia, una noche que hizo justicia a su título y superó cualquier expectativa.
La velada comenzó con Pedro y el Lobo, proyecto que sorprendió a más de uno con su propuesta emotiva y sincera. La conexión fue inmediata, y el público respondió cantando y acompañando sin reservas. Después llegó una joya para los nostálgicos: Taller Para Niños, banda mítica de Sinaloa, se reencontró con sus fans y entregó una dosis de punk rock lleno de recuerdos. A continuación, Say Ocean elevó la energía con su set explosivo, dejando claro por qué son una de las bandas más sólidas del pop punk nacional.
Pero el momento cumbre llegó cuando las luces del recinto se apagaron y comenzaron a sonar himnos como Procedimientos para llegar a un acuerdo común y Las luces de esta ciudad. El grito colectivo fue ensordecedor. Allison tomó el escenario al ritmo de Me cambio, desatando la locura desde el primer acorde. Le siguieron Llama por favor y la infaltable Gracias por la herida, con un público totalmente entregado.
Entre canciones, Erik y compañía se tomaron el tiempo para reflexionar sobre su trayectoria, empezando tocando en el Chopo, repartiendo flyers… ahora se presentan en un Pepsi Center. No fue una frase más: fue un resumen perfecto de 20 años de lucha, evolución y fidelidad a su esencia.
La noche estuvo llena de invitados especiales. Primero Ladrones se unió al escenario, seguido de una aparición demoledora de TTS de Here Comes the Kraken para interpretar Matar o morir, desatando un slam épico que se extendió hasta Rómpase el vidrio en caso de emergencia. Más adelante, Taller Para Niños volvió para interpretar junto a Allison Mario Bros. 3, en uno de los momentos más «old school» del concierto.
Pero el clímax emocional llegó cuando Erik tomó el micrófono y, visiblemente conmovido, agradeció a Dios por el camino recorrido, por permitirle seguir vivo tras un accidente y por cada persona que alguna vez dio play a una canción de Allison. “Cada vez que reproducen una canción, es como si nos dieran más corazón”, dijo ante un público que ya no cantaba… lloraba.
La sección acústica «Para los que no fueron al Metropolitan» incluyó versiones íntimas de Baby Please, Se vale correr, Luna amarga y Aquí. El público respondió con abrazos, lágrimas y una energía que pocas veces se siente en un concierto masivo. Luna amarga fue dedicada “para todos los emos que siguen aquí”, como dijo Erik entre risas y melancolía.
El cierre fue apoteósico. 80’s, Himno, Frágil y Memorama retumbaron en el recinto como un canto generacional. Durante Frágil, el público cantó tan fuerte que la banda dejó de tocar por momentos. Era imposible competir con 7 mil voces al unísono.










Allison no solo ofreció un concierto. Ofreció una experiencia que combinó la nostalgia con la renovación. Una noche de euforia real, sudor, lágrimas y punk rock del bueno. Y aunque intentaron mantener el misterio, todo indica que un nuevo show o festival se anunciará pronto.
Porque con Allison, siempre hay más por vivir.
Evento organizado por The Music Business Company.
Deja una respuesta